WASHINGTON – A pesar de que los gobiernos de América Latina y el Caribe han tomado medidas generosas e innovadoras para lidiar con el desplazamiento forzado desde Venezuela y más recientemente desde Nicaragua, la cálida bienvenida se ha enfriado en algunos lugares a medida que el número de entradas, la presión sobre los servicios públicos y la preocupación del público aumenta.
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